Aprendizaje Consciente v/s Aprendizaje Inconsciente

 

El aprendizaje no sólo se identifica a menudo con la adquisición de conocimientos e insights (darse cuenta), sino que, además, y con mucha frecuencia, la misma gente lo equipara con el aprendizaje consciente. No obstante, una buena parte del aprendizaje tiene lugar de manera inconsciente.

El proceso de aprendizaje surge, en los hombres/mujeres como en los seres vivos en general, como una adaptación al medio ambiente. En el caso del género humano es evidente que existe una serie de actuaciones que tienen una base genética hereditaria del largo proceso de evolución.

No obstante, aceptando lo dicho (especialmente en estos momentos en los cuales la denominada “epigenética” demuestra que muchas actuaciones pertenecen a las adquisiciones ambientales y que han generado, con el tiempo y el paso de las generaciones, una modificación de las bases genéticas) que la experiencia, tanto personal como “heredada” si podemos hablar en estos términos evolutivos, determina parte importante de nuestra conducta cotidiana.

Al margen de ello, podemos hablar del aprendizaje inconsciente, el que se genera en cada uno de nosotros por la evidencia del entorno y sin que nosotros aportemos especiales condiciones voluntarias.

Recordemos, por ejemplo, que el lenguaje es uno de los aprendizajes más difícil que realiza el ser humano y que se realiza de forma absolutamente inconsciente (nos referimos al lenguaje “materno”) de manera que la audición (o percepción en general) de los signos cargados de un determinado contenido semántico (lo que “quieren decir” el signo en la realidad envolvente), se realiza automáticamente por el simple contacto con la experiencia del entorno, del grupo.

Como el lenguaje existen muchas actuaciones que son “aprendidas” del entorno sin que por nuestra parte pongamos la más mínima intencionalidad (suponiendo que no exista patología alguna que lo impida). Se aprenden conductas concretas, especialmente producto de valoraciones, actitudes, etc. transmitidas también inconscientemente por el entorno.

De una manera u otra es lo que podemos denominar “cultura”. Es decir: aquella forma específica de entender el mundo concreto que nos rodea y responder según los modelos del grupo.

De ahí la importancia de lo que decimos cuando hablamos de “cultura de prevención”, entendiendo como tal la forma específica de afrontar los riesgos del entorno de manera operativa. En algunas sociedades la cultura de prevención es adquirida también de forma inconsciente por imitación del entorno, en otras, desgraciadamente, es necesario precisamente modificar los esquemas preventivos (ausentes muchas veces) para lograr una conducta que, de manera inconsciente determine conductas seguras en todo el desarrollo de nuestras vidas.

En ocasiones al aprendizaje inconsciente se le denomina “aprendizaje informal” frente al claramente ejecutado de manera consciente en procesos de aprendizaje dirigidos voluntariamente por elementos capaces de transmitir al alumno tanto los conocimientos como los procedimientos y las actitudes.

Es el “aprendizaje formal”, el que generalmente usamos cuando ejercemos la función de Técnico de Seguridad en una empresa. Quede bien claro, no obstante, que esta no es la única manera de enseñar del Técnico, dado que existe una “enseñanza trasversal” debida también a la asociación de la conducta entre el alumno y el enseñante de manera experimental, por percepción directa de los mecanismos conductuales.

Aprendizaje Informal. Consiste en aprender por imitación, es decir, adquirir las habilidades de otras personas. Probablemente, ésta es la primera forma de aprendizaje. El bebé que aprende a decir papá, a negar o asentir con la cabeza y a mover las manos para saludar, lo hace por imitación. Pero incluso más adelante en nuestras vidas, ésta continúa siendo una importante forma de aprendizaje, por medio de la cual imitamos a quienes consideramos capaces, admiramos o nos son agradables y evitamos copiar a aquellos que nos parecen incapaces o no nos gustan. Así, en este tipo de aprendizaje, hay siempre personas que cumplen la función de modelos. Estos otros, a menudo sin percatarse, ayudan a aprender y, por lo tanto, cumplen el rol de educadores.
Aprendizaje Formal. Es aquel que se aprende en base a declaraciones conscientes del enseñante. Puede ser también una forma muy temprana de aprendizaje. La mayoría de nosotros aprendimos así las reglas para comportarnos en la mesa y los buenos modales. Aquí, de nuevo, el aprendizaje se lleva a cabo a través de reacciones de otros y resulta otra vez crucial lo importante que sea la otra persona para quien aprende.
En el caso concreto de la PRL la transmisión de conocimientos, procedimiento y actitudes se produce por parte de un enseñante cualificado con el objetivo de posibilitar un cambio conductual que sea lo más permanente posible y que se mantenga con la “intensidad” deseada para que el alumno actúe correctamente ante una situación de peligro.

Cabe decir, como veremos más adelante, que este tipo de formación, el más generalizado en los temas que tratamos, requiere de una planificación muy bien realizada y, sobre todo, de un mantenimiento (formación continuada) a lo largo del tiempo.

Sería de desear que los resultados de la denominada “enseñanza formal” obtuvieran unos resultados parecidos a la enseñanza que deviene de un mecanismo inconsciente. Por decirlo en otras palabras: que la actuación segura de las personas no fuera un acto únicamente consciente (y, por lo tanto, debido a su voluntariedad, realizado o no según conveniencia subjetiva) sino que fuera capaz de mezclar los aspectos cognitivos con las respuestas automáticas aprendidas.

Podría ser un ejemplo la conducción de un vehículo que requiere de los dos procesos simultáneos: la toma consciente de decisiones y la actuación mecánica/inconsciente del manejo del vehículo.

Enseñanza/Aprendizaje

Evidentemente en las diferentes etapas históricas del estudio del aprendizaje (de la modificación de conductas) han surgido todo tipo de opiniones, estudios e investigaciones. Está claro que, por ejemplo, el sistema “conductista” (Paulov) podía ser interesante para analizar la respuesta de un ser vivo a partir de un estímulo que condicionaba la respuesta.

Desde el punto de vista histórico es interesante referirse a ello (si hacemos un estudio fisiológico de las respuestas del ser vivo), no obstante, en la actualidad (y en el campo que nos ocupa) nada tan lejano como conseguir modificaciones conductuales por mecanismos de ofrecer estímulos y condicionar a ellos la respuesta, siendo ella absolutamente inconsciente y producto de una situación fisiológica únicamente.

Es cierto, por supuesto, la respuesta condicionada, esto parece claro, pero parece que deberíamos indicar que la respuesta de un alumno frente a una situación de PRL debe partir, para lograr la operatividad que deseamos, de la situación absolutamente consciente, de la capacidad humana de comprender, analizar, valorar y ejecutar una respuesta a partir de nuestra experiencia y nuestro deseo.

Tal vez, para lo que nos interesa lo más concreto es estudiar el enfoque “cognoscitivo” que ofrece los mecanismos mentales del proceso “enseñanza/aprendizaje”.

 

Fuente: Prevención Integral & ORP